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jueves, 9 de junio de 2011

Extracto de la charla sobre mente y salud

INFLUENCIA DE LA MENTE EN LA SALUD Y HERRAMIENTAS DE USO

Extractos de la chara organizada por la Asociación de Voluntariado de Reiki a cargo del Presidente de la Asociación.








domingo, 21 de noviembre de 2010

Meditación zen: Zazen

Para más información sobre meditación en Valladolid puedes visitar http://asoreiki.blogspot.com/

Por Dokushô Villalba. Artículo aparecido en la revista CUERPOMENTE. Abril 2000

La segunda mitad del siglo XX ha sido testigo de la llegada de las tradiciones espirituales orientales a Occidente, entre ellas el Budismo Zen con su practica básica, la meditación zazen. Actualmente se cuentan por centenares los centros de meditación zen en Estados Unidos, Canadá y Europa. También en España se observa un crecimiento progresivo de centros zen y de personas que lo practican. La práctica de la meditación zen está formando cada vez mas parte de nuestras costumbres. Sin lugar a dudas, este hecho está siendo muy positivo y tendrá una influencia cada vez mayor en nuestra manera de ser y de percibir la realidad.

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El jardín secreto
Nuestra mente es a menudo parecida a un océano agitado en el que continuamente se agitan las olas de su actividad incesante: emociones contradictorias, pensamientos variados, sensaciones, expectativas, etc. La sociedad de consumo que sufrimos dirige nuestra atención hacia la realidad externa, en pos de la adquisición de bienes y de información. La industria del deseo excita nuestras ansias mostrándonos una zanahoria ilusoria magníficamente presentada por las agencias de publicidad. De esta manera la noria de nuestros días va girando y girando, año tras año, al mismo tiempo que la serenidad interior y el verdadero estado de felicidad se alejan cada vez más de nosotros.

En contraste, nuestro mundo interno permanece en la sombra. Nuestra mente es también como un jardín secreto abandonado en el que las zarzas y las malas hierbas, -los pensamientos obsesivos, las emociones perturbadoras, etc.-, crecen por doquier. Resultado de ello es un estado mental y emocional confuso, agitado, en definitiva, insatisfactorio. Sentimos malestar pero no sabemos lo que nos pasa. "Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa. Por eso nos pasa lo que nos pasa", decía Ortega y Gasset. Para saber lo que nos pasa no tenemos más remedio que mirar dentro de nosotros mismos, comprendernos a nosotros mismos, hacernos íntimos con nosotros mismos, clarificar nuestras aspiraciones, simplificar nuestros deseos y encontrar el verdadero propósito de nuestra existencia. Esta es la mirada interna, el gran regalo que la meditación tiene reservado para cada uno de nosotros.

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Generando calma mental
Zazen, la meditación zen, es una práctica espiritual muy antigua que fue actualizada y utilizada por el Buda Sakiamuni como vía de acceso a un estado existencial caracterizado por una profunda serenidad y una lucidez aguda, gracias a las cuales pudo realizar la verdadera naturaleza de la existencia y liberarse así de las falsas representaciones creadas por la mente ilusoria.

Veamos en qué consiste una sesión de zazen. La agitación mental viene dada por la dispersión (desenfoque) de la atención. Lo primero que tenemos que hacer al comenzar una sesión de zazen es, pues, calmar la agitación mediante la concentración (enfoque) de la atención. Para ello, en primer lugar, enfocamos la atención sobre la postura corporal. Creamos una base corporal sólida doblando las piernas en loto o en medio loto, de forma que las dos rodillas en contacto con el suelo y las nalgas en contacto con el zafu (cojín para zazen) formen una base estable sobre la que pueda erguirse el tronco. Estiramos bien la columna vertebral. Relajamos los hombros. La cabeza permanece justo sobre los hombros, sin inclinarse hacia delante, detrás, izquierda o derecha. Dejamos caer los brazos a lo largo del cuerpo y disponemos la mano izquierda sobre la mano derecha, ambas pegadas al bajo vientre.

Una vez que nos hemos cerciorado de que la postura corporal es correcta y equilibrada, enfocamos la atención sobre la respiración. Enfocar la respiración sobre la respiración no quiere decir "controlar" la respiración. La respiración no necesita ser controlada. Sucede por ella misma. La inspiración sucede a la espiración y ésta a la inspiración siguiendo un ciclo natural en el que la voluntad de manipular sobra. Simplemente permanece atento a la respiración como si tu atención fuera un corcho que flota sobre las olas de la inspiración y de la espiración. Eso sí, no dejes que tu atención sea atraída por nada que no sea la respiración. No luches contra las distracciones. Simplemente enfócate con determinación sobre la respiración. De esta forma, naturalmente, automáticamente, inconscientemente, tu actividad mental se calmará.

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Nadando en las aguas cristalinas
Cuando la superficie del agua de la mente está agitada es imposible observar el fondo. Todo se vuelve confuso. Sin embargo, cuando la superficie se ha calmado entonces puedes observar claramente el fondo y sus contenidos.

Una vez que sientas que tu mente se ha aquietado gracias a la concentración sobre la respiración, puedes abrir el campo de la atención gracias a la observación. Los principiantes deben ser muy cautelosos a la hora de pasar a la observación y deben asegurarse de que el nivel de concentración, o quietud, no sufre mengua.

Puedes enfocar tu atención sobre las sensaciones: corporales, visuales, auditivas, gustativas, olfativas y tomar conciencia (observar) de cada una de ellas. Aquí debes tener mucho cuidado. ¿Por qué? Por lo general, la mente tenderá automáticamente a catalogar las sensaciones como agradables, desagradables y neutras. Las sensaciones agradables generarán automáticamente una actitud emocional de apego, las desagradables de rechazo y las neutra de indiferencias. Cuando una ola se levanta, otras muchas la siguen inmediatamente y de esta forma puedes encontrarte de pronto en un mar agitado, zarandeado por las olas del apego y del rechazo.

La observación sólo puede tener lugar desde la ecuanimidad de la concentración. Si sientes que estás perdiendo la ecuanimidad, debes abandonar inmediatamente la observación y volver a enfocar tu atención sólo en la respiración, de forma que la concentración y la quietud que la acompañan sean reforzadas.

La concentración (ecuanimidad) es el submarino mono-plaza que proporciona la protección necesaria para explorar (observar) la riquísima fauna y flora de nuestra conciencia, sin peligros.

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Observando el color de las lentes
Si tu concentración es notable y durante un espacio de tiempo aceptable has estado explorando la riqueza de la actividad sensorial de tu mente, puedes dar un paso más y enfocar tu atención en tus actitudes emocionales. La amplia gama de emociones que los seres humanos somos capaces de experimentar tiene tres raíces principales: el rechazo y toda su familia (aversión, odio, antipatía, malevolencia, etc); el apego y toda su familia (aferramiento, simpatía, identificación, etc.) y la indiferencia y toda su familia (desinterés, etc.)Como se ha dicho ya, el rechazo suele acompañar a las sensaciones y pensamientos que la mente considera desagradables. El apego viene acompañando a las sensaciones y pensamientos considerados agradables y la indiferencia acompaña a las sensaciones y pensamientos considerados neutros.

Observar las actitudes emocionales a través de las cuales percibimos la realidad es una práctica sutil y difícil que necesita una cierta experiencia y un poder considerable de ecuanimidad. Se trata de tomar conciencia del color de las lentes a través de las cuales percibimos la realidad y, en la mayoría de los casos, una mente no entrenada es incapaz de discernir la realidad objetiva de su percepción subjetiva. Gracias a la práctica de la observación de las actitudes emocionales, la mente misma puede verse a sí misma con mayor objetividad y liberarse de las lentes coloreadas o, al menos, tomar conciencia del color (la deformación) a través del cual está percibiendo. Esta práctica genera una mayor ecuanimidad emocional y libera a la mente del penduleo extremo entre el apego ciego y el rechazo visceral.

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Observando el observador
Si tu práctica de zazen evoluciona naturalmente a lo largo del tiempo, tarde o temprano te enfrentarás a la paradoja del observador observado. ¿Quién es el que observa? O mejor aún, ¿desde dónde parte la observación? Lo observado depende del punto de vista desde el que se observa. Según el punto desde el que parte la observación, la realidad observada será una u otra. En este nivel de zazen, puedes tomar conciencia de los contenidos mentales (programas, metaprogramas, sintaxis, etc.) o presupuestos inconscientes desde los que parten tu observación de la realidad que estás experimentando. Al tomar conciencia de ellos puedes darte cuenta al mismo tiempo hasta qué punto te sientes identificado (apegado) con ellos. Si, gracias a una observación ecuánime, permites que esa identificación emocional se disuelva, esos metaprogramas cognitivos perderán consistencia y podrás liberarte de ellos. De esta forma, al cambiar los presupuestos de tu observación, una nueva realidad aparecerá ante tus ojos.

Una vez en este punto, ya no podemos decir a ciencia cierta si es el observador el que observa la realidad o es la realidad la que observa al observador. Como decía Alan Watts, te experimentas a ti mismo "como una abertura a través de la cual el universo se observa a sí mismo". En palabras de un maestro zen:

"Miro la flor
Y la flor se ve a si misma
a través de mí.
La flor me mira
Y me veo a mis mismo
A través de ella".

Más allá del observador y de lo observado
Tu conciencia (la conciencia que el mundo toma de sí mismo a través de ti) no es tuya. Carece de propietario. Su naturaleza es su propia luz, gracias a la cual la realidad es lo que es en cada momento. Si has llegado hasta aquí tu mente iluminada verá que las cosas son lo que son y las aceptarás plenamente tal y como son. Si no has llegado hasta aquí, las cosas son lo que son aunque no lo veas ni lo aceptes.

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Luz y sombra
Si te has sentado en zazen buscando la luz del espíritu no te extrañes si te encuentras de frente con tus propias sombras, con los aspectos más recónditos de tu inconsciente que permanecen ocultos a tu propia conciencia ordinaria. Un viejo maestro zen dijo: "La luz existe en la oscuridad, no veas sólo oscuridad. La oscuridad existe en la luz, no veas sólo luz. Luz y oscuridad depende la una de la otra como el paso de la pierna izquierda depende del paso de la pierna derecha". La toma de consciencia de tu propia oscuridad y la aceptación de la misma son requisitos básicos para comenzar a poner un poco de luz en la sombra. De la misma manera que el reconocimiento de la propia ignorancia es el comienzo del camino hacia la sabiduría, el reconocimiento de la propia sombra es el comienzo del camino hacia la claridad. Cuida de no caer en actitudes extremas: no creas que por haber clarificado un par de cosas ya lo has clarificado todo, no creas que por que has encontrado zonas oscuras, toda tu mente es oscuridad. La oscuridad existe gracias a la luz que la percibe. Como decía el maestro Kodo Sawaki: "La oscuridad de la sombra del pino depende de la claridad de la luna".

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La guía y el guía
Esta guía para la meditación zen es como un pequeño mapa introductorio. No pienses que con él podrás iniciarte a la práctica de la meditación zen. Las instrucciones directas de un maestro zen son imprescindibles. La meditación zen es mucho más que una técnica de meditación y ni siquiera un grueso manual puede suplir la enseñanza directa de un maestro zen, de persona a persona, de corazón a corazón. El secreto de zazen no está tanto en la técnica como en la actitud (ética) con la que se practica.

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Cuatro actitudes básicas
A la hora de abordar una sesión de zazen es importante cultivar cuatro actitudes básicas:

1. Actitud corporal. La posición corporal debe combinar dos aspectos: estabilidad y vigilia. La postura de zazen en loto o en semiloto es la que obtiene el mejor resultado de la relación estabilidad-vigilia. En cualquier caso, es fundamental que la postura te permita permanecer inmóvil y atento el mayor tiempo posible. A esto se le llama estabilidad.

2. Actitud emocional. No te apeges ni rechaces emocionalmente ningún contenido de los que aparecen en tu campo de conciencia. Acepta cada sensación, emoción o pensamiento tal y como es, sin elegir ni rechazar. Si aparece en ti el apego o el rechazo, toma conciencia de que el apego o el rechazo ha surgido en ti y déjalos estar sin darles importancia. A esto se le llama ecuanimidad.

3. Actitud mental. No tomes partido ni por ni contra nada, sea lo que sea. No juzgues tus propios sentimientos, sensaciones o pensamientos. No digas: "Esto está bien, esto está mal". Si aparecen juicios y valoraciones en tu mente, toma conciencia de los juicios y valoraciones que han surgido y déjalos estar sin darles importancia. A esto se le llama objetividad.

4. Actitud espiritual. No huyas ni persigas nada, sea lo que sea. No quieras alcanzar nada ni liberarte de nada, sea lo que sea. Simplemente quédate ahí, observando, aceptando que cada cosa es lo que es en este momento. A esto se le llama apertura interior.

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Efectos de la meditación zen
No emprendas la práctica de zazen buscando resultados inmediatos. La meditación no es una máquina expendedora de refrescos. Enfócate en el presente y olvida el pasado y el futuro. Si continuas practicando cada día con perseverancia, sus efectos irán apareciendo sutil y paulatinamente. Entre ellos cabe destacar:

Despertar. Las conciencias sensoriales se agudizan. El nivel de atención aumenta. La conciencia de los actos, palabras, pensamientos y sentimientos se vuelve clara. Esto hace que la mente en general pueda permanecer en un estado de despertar óptimo.

Integración. Se reduce la tensión generada por las contradicciones. Las parejas de opuestos (cuerpo-mente, yo-otros, bien-mal, amor-odio) comienzan a trabajar en sincronicidad armónica.

Integridad. La armonización de las contradicciones y el estado de despertar te ayudarán a sentirte íntegro y total en tus acciones, palabras y pensamientos. Eres lo que eres y en cada momento estás haciendo lo que estás haciendo, plenamente, con la totalidad de ti mismo.

Centramiento. La integridad contigo mismo y en ti mismo te permitirá permanecer en todo momento centrado en tu propio eje, tanto física como emocional y mentalmente. Aunque todo se mueva dentro de ti y/o a tu alrededor, sabrás encontrar el centro inmóvil y morar en él con calma.

Apertura. La firmeza interior generada por el profundo centramiento al que induce zazen te permitirá abrirte al mundo sin miedo y, al entrar en contacto con él, podrás tomar conciencia del dolor y del sufrimiento de los demás seres vivientes, así como de la gran oportunidad que es la vida humana.

No olvides visitar la web de la Asociación de Voluntariado de Reiki para conocer todas nuestras actividades estables y la agenda de cursos: www.AsociacionDeVoluntariadoDeReiki.es

sábado, 6 de marzo de 2010

Frecuencias solfeggio

Voy a comentaros un poquillo que son las frecuencias solfeggio, yo las uso en medicación pero en realidad son muchos los usos que tienen.

No conozco el origen de las frecuencias solfeggio ni como se desarrollaron, lo único que os puedo decir es que se empezaron a conocer por su uso en los primeros cantos gregorianos. Mi teoría es que la iglesia (como tantas otras cosas) desarrolló estos cantos adaptando el elevado poder vibratorio de las silabas bija con las que se forman los mantras en sanscrito.

Las frecuencias solfeggio son vibraciones sonoras a determinadas frecuencias que se sabe científicamente que alteran la mente subconsciente, llegando a provocar estados alterados de la mente, fueron redescubiertas por Dr Joseph Puleocomo.

Antiguamente se creía que cuando se cantaban estos cantos se impartía una bendición y gracia especiales que ayudaban al desenvolvimiento de los rituales cristianos y no es que fueran muy desencaminados, algunos investigadores (como Javier Sierra) dicen que la iglesia sugestionaba a algunas monjas con capacidades innatas, que al escuchar estos cantos entraban en trance haciendo un viaje astral a donde la iglesia tenia problemas (aquí lo de la sugestión) provocando las famosas apariciones de la virgen.

Las frecuencias solfeggio están asociadas a una nota musical y crecen en la misma proporción que estas notas y se pueden escuchar sueltas o seguidas, aquí las tenéis descritas:

UT – 396 Hz – Frecuencia para liberar el miedo y la culpabilidad.
RE – 417 Hz – Frecuencia para deshacer las situaciones y facilitar el cambio.
MI – 528 Hz – Frecuenica para la transformación y los milagros .Reparación del ADN.
FA – 639 Hz – Frecuencia para la conexión y las relaciones.
SOL – 741 Hz – Frecuencia para el despertar de la intuición.
LA – 852 Hz – Frecuencia para volver al orden espiritual.

UT es la nota precursora de DO y MI es la frecuencia exacta usada por los bioquímicos genéticos para reparar el ADN roto-es decir la huella genética sobre la cual se basa la vida, por lo demás creo que queda bastante claro para que sirven.

La forma de usarlos en meditación es simplemente escuchar la o las frecuencias elegidas durante nuestra meditación normal, preferentemente con auriculares, así maximizamos los efectos de estas frecuencias y ocupamos el sentido del oído eliminando distracciones externas y molestas y a gozar, ya que se puede conseguir el mismo efecto que meditar junto con muchas personas recitando algún mantra todas a la vez, al fin y al cabo los mantras es mejor recitarlos en sanscrito por la especial unión entre fonemas con los que se crearon.

Las frecuencias solfeggio también son utilizadas como terapia, en este caso lo recomendable es escuchar todas de menor a mayor a la hora de dormir, los efectos se vienen a notar a las 2 semanas y se debe tener en cuenta que pueden provocar leves crisis de sanación (ver el artículo de febrero al respecto).

El blog no guarda corréctamente el enlace así que copiar y pegar la siguiente dirección para poder descargarlas y si el link no funciona me avisais:

http://www.megaupload.com/?d=16XPZBAE

San Mitsu: mandala, matra y mudra y una base de meditación

San Mitsu es de origen japonés y significa los tres misterios, es propio del Mikkyo aunque otras corrientes budistas tienen sistemas iguales o muy parecidos.

Todos nos relacionamos con el mundo y afectamos a este a través de nuestras acciones físicas, nuestras palabras y nuestros pensamientos, pero de la misma manera que no solo somos cuerpos físicos sino que estamos conectados con una energía universal (Dios, absoluto, mundo astral o como cada uno quiera llamarlo), nuestro cuerpo, habla y mente también afecta en este plano.

Esas tres fuentes de efectos pueden generar acciones negativas que actúan en nuestra contra o dar lugar a resultados positivos que nos acercan a la iluminación. Conviene tener en cuenta que si estamos conectados de alguna manera con todo y con todos, también estamos conectados con el pensamiento, la palabra y la acción puras e iluminadas de Buda, solo que a lo largo de nuestra vida solemos olvidar esto, dando rienda suelta a nuestros instintos más bajos hasta tal punto que cuando por ejemplo alguien se nos cruza con el coche, en vez de pasar del tema y seguir nuestro camino, tocamos el claxon y gritamos HIJO P--- sin casi darnos cuenta de lo que hacemos y del daño que esto nos hace.

Al igual que un practicante de artes marciales repite cientos de miles de veces un golpe de determinada manera, hasta que en una situación de estrés el golpe sale perfecto sin pensar, a través del San Mitsu domamos nuestras acciones para que tanto consciente como subconsciente, nuestro pensamiento, palabra y acción impuros, se sintonicen e igualen al pensamiento, palabra y acción puros e iluminados de Buda.

La práctica del San Mitsu es relativamente sencilla, lo que se pretende es identificarnos con la energía del Buda elegido, para ello realizamos el gesto del Buda (mudra), transmitimos su vibración a través de su palabra (mantra) y asimilamos mentalmente su imagen (mandala). Hablando, actuando y identificándonos con Buda encarnamos su energía en su totalidad. En palabras de Kukai, unos de los principales monjes que desarrollaron los orígenes del Mikkyo:

Forma mudras con tus manos
recita mantras con tu boca
y permanece en meditación con tu mente.

Si los Budas forman el reino del Dharma
ellos existen dentro de mi cuerpo.
Si yo mismo formo parte del reino del Drama
entonces yo existo dentro de los Budas.

Recitando los shuji con claro entendimiento
manifestamos la verdad.
Cual es la verdad de los shuji?
Son los tres secretos en los que
todas las cosas y los Budas son iguales.
Esta es la esencia original de todos los seres.
Por esta razón Buda enseña
el verdadero significado de las sílabas shuji
para lograr despertar de este largo sueño.

Para practicar San Mitsu primero debemos escoger el aspecto que queramos conseguir o potenciar en nosotros mismos, por ejemplo podemos querer sanar alguna enfermedad física o espiritual, nos pondremos en nuestra posición habitual de meditación y con los objetos que solamos utilizar, empezamos relajándonos y centrando la atención primeramente en una respiración abdominal. Realizaremos algún mudra adecuado para nuestro objetivo, en nuestro ejemplo de sanación podría ser el mudra de alguna representación del Buda de la medicina. Visualizamos a continuación una imagen que represente nuestro objetivo, continuando con nuestro ejemplo puede ser el Buda de la medicina, ayudándonos si es necesario de un mandala, debemos visualizar cada detalle y progresivamente identificarnos con esa imagen lo más posible, en nuestro ejemplo nosotros mismos seriamos el Buda de la medicina. Por último y sin dejar de lado la visualización, realizaremos una secuencia respiratoria específica para nuestro objetivo, o si no conocemos ninguna recitaremos un mantra adecuado como pueda ser el mantra del Buda de la medicina para nuestro ejemplo.

Interesante resulta el hecho de que el San Mitsu se desarrolló muchísimo antes de que nadie pensara siquiera en lo que ahora conocemos como física cuántica, control mental o método Silva, que vienen a decir que la mente influye sobre la materia y, creamos y atraemos a nuestra vida todo lo que pensamos y decimos, vamos San Mitsu, que si piensas, hablas y actúas como un Buda, te conviertes en un Buda.