sábado, 20 de febrero de 2010

Historia del Reiki

El antiguo y perdido método de sanción natural que hoy en día ha sido bautizado con el nombre de Reiki, fue reencontrado a principios del siglo XX (1922), por Mikao Usui Sensei, monje budista y Maestro espiritual de la ciudad de Kyoto, Japóni, en unos ancestrales fragmentos escritos en sánscrito de la antigua cultura sivaíta, en las enseñanzas esotéricas de la india.

Mikao Usui nación el 15 de agosto de 1865 en la aldea de Yago, que esta situada en el distrito Yamgata de la prefectura de Gifu en el sur de Japón, en una familia ilustre, bien acomodada y muy devota de la doctrina de Gautama Siddharta y que seguía con anhelo las enseñanzas del Buda. En el seno de este lugar se crió Mikao Usui. Desde muy joven conoció la vida y todas las historias referentes a la búsqueda de la verdad y de la iluminación de Buda, quedando muy fascinado por ello.

Usui oyó siempre narrar las grandes vicisitudes que pasó el noble Siddharta, cuando un día abandono su palacio, sus siervos, su vida principesca, y con una simple túnica se fue en busca de la verdad última, pasando extremas dificultades, ayunos y largas meditaciones para alcanzar la iluminación final.

Mikao Usui se sintió fuertemente atraído y seducido por el amor y comprensión que irradiaba las enseñanzas y la personalidad de Buda y por las capacidades de sanción que adquirió después de alcanzar la iluminación. No solo el Buda, sino también algunos de sus devotos tras seguir sus conocimientos sagrados, obtuvieron los mismos resultados.

Por todo ello, decidió investigar primero en las escrituras chinas sobre las enseñanzas de Buda y luego, posteriormente, decidió buscar en la India, donde en los “Sutras Tibetanos del Loto” encontró una descripción intelectual del método curativo y ciertas formulas y símbolos. Pero eso tampoco servia para la práctica de las curaciones.

Su necesidad de alcanzar el método de sanar el cuerpo como lo hacia Buda, llevo a Usui a viajar por los lugares sagrados budistas de Japón sin descanso y siempre preguntando lo mismo. Los monjes budistas respondían también siempre de la misma manera: desde hacia largo tiempo las enseñanzas budistas se habían dirigido a la expansión y crecimiento espiritual como premisa fundamental, y el método de sanción del cuerpo se había diluido con el correr de los tiempos, no existiendo ya conocimiento sobre el.

Tras largas peregrinaciones y búsqueda, sus esfuerzos se vieron coronados con el éxito cuando entablo relación con un viejo abad de un monasterio cerca de Kyoto, quien se intereso en su búsqueda y le permitió seguir estudiando en los antiguos sutras budistas conservados en su gran biblioteca.

Como no había encontrado gran cosa en las traducciones japonesas, ni en las chinas, se dirigió a los escritos originales redactados en sánscrito, teniendo la impresión de descubrir lo que buscaba en las enseñanzas orales de buda, fielmente transcritas por unos de sus discípulos directos. En un viejo manuscrito de los Sutras tibetanos, encontró un nuevo sistema de contactar con un Bodhisattva que podía iluminarle y transmitirle el método para sanar el cuerpo como lo hizo Buda. Después de siete largos años Usui se había acercado a su objetivo. Poseía el conocimiento y las claves de la curación, pero carecía del poder para servirse de ellas. Pidió consejo a su viejo amigo el abad, se retiro a meditar al monte sagrado Kurama, no muy lejos de allí, para hacer un ayuno absoluto y meditación hasta que alcanzara su objetivo.

Una vez llegado al monte, alineo delante del, piedras en grupos de 7, y al final de cada día, arrojaba una para ir marcando el tiempo transcurrido.

Durante todo su retiro, no hizo otra cosa que ayunar, leer los sutras, orar y meditar. Al amanecer del vigésimo primer día, percibió un rayo luminoso y brillante dirigirse velozmente hacia el.
Pese a su miedo inicial, decidió no moverse. El rayo se hizo cada vez mas grande; y al acercarse, se convirtió en la forma de un Bodhisattva que le pregunto qué era lo que buscaba. Usui respondió que deseaba conocer los secretos de sanción utilizados por Buda; a lo que este le respondió, que quizás no estaba listo para recibir tal experiencia. Usui estaba decidido a correr el riesgo y el Bodhisattva, viendo su determinación, le toco en la frente.

Usui se dijo a si mismo que iba a morir cuando entro en un estado de supraconsciencia, viendo de pronto miríadas de pequeñas burbujas multicolores de todos los tonos del arco iris. Inmediatamente después, apareció una luz blanca sobre la que destacaban en oro los símbolos que había descubierto en las escrituras tibetanas. A la vez, se le transmitieron el poder y los conocimientos prácticos para utilizar esos símbolos por una voz que le hablaba desde dentro. Esta voz le dijo, “Recuerda, recuerda, recuerda… Tú eres eso”.De esa forma nació la forma actual del Reiki. Cuando salio de este estado de conciencia, se dio cuenta de que el sol se encontraba ya en el cenit. Su hambre y su fatiga ya no tenían importancia porque una nueva energía se había apoderado de el. Así recibió su sintonización con el Reiki y la promesa de que podría transmitirlo a otros.

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